Es conocido que la dieta mediterránea y la dieta baja en grasa son efectivas en la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares.
Pero ¿qué pasa con la prevención secundaria? O sea, qué dieta es mejor previniendo las recaídas en enfermos coronarios.
En el estudio CordoPrev, realizado por la Universidad de Córdoba con el patrociono de Patrimonio Comunal Olivarero, se realizó durante siete años un ensayo aleatorizado para intentar responder a esta pregunta.
Dos modelos de alimentación puestos a prueba
Eligieron dos modelos de alimentación cardiosaludables.
- La dieta baja en grasa total, pobre en colesterol y rica en carbohidratos es la dieta propusta por la comunidad científica internacional para el tratamiento de pacientes cardiovasculares.
- La dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen extra, por tanto, rica en grasa monoinsaturada, moderada en grasa y proteína animal.
Se trata de dos modelos de alimentación saludables. Pero los resultados demostraron que uno es superior al otro. La dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen extra consigue reducir el riesgo de sufrir un infarto de miocardio agudo, de sufrir un accidente cerebrovascular o un evento arterial periférica. También redujo el riesgo de ser revascularizado o de morir por un evento cardiovascular en un 26,6 por ciento tras siete años de seguimiento en comparación con la dieta baja en grasas.
En definitiva, la dieta mediterránea fue superior a la baja en grasa en la prevención de eventos cardiovasculares mayores.
Estos resultados resultan muy relevantes para la práctica clínica pues apoyan el uso de la dieta mediterránea en la prevención secundaria. Y pone de relevancia el papel del buen aceite de oliva en el cuidado de la salud y la prevención de la enfermedad.
Los resultados de este estudio se publicaron en la prestigiosa revista The Lancet por el equipo de investigación del departamento de Medicina Interna del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.
Una herramienta terapéutica poderosa
La dieta mediterránea redujo prácticamente a la mitad la probabilidad de sufrir un nuevo evento cardiovascular.
Y no olvidemos que las enfermedades cardiovasculares suponen la primera causa de muerte y un cambio de enfoque en la prevención tanto primaria como secundaria puede ayudar a salvar muchas vidas.
Hay que hacer notar que los pacientes consumieron una abundante cantidad de buen aceite de oliva. De forma que nuestro oro líquido vuelve a ponerse en primera línea en la promoción de la salud y la prevención y tratamiento de la enfermedad. En el caso de las enfermedades cardiovasculares, a la luz de estos resultados nuestro oro verde se convierte en una herramienta terapéutica poderosísima.
Es posible que la abundancia en legumbres característica de nuestra dieta mediterránea jugara también un papel primordial. Esperemos que nuevos estudios arrojen luz y pongan en valor los productos tradicionales de nuestra tierra.
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